Viernes, 30 de Diciembre 2011
Por: Jaime Salinas
Esta semana se ha vuelto a evidenciar el “horror” de elegir autoridades municipales deficientes. Muchos podemos opinar, otros reclamar y hasta burlas se escuchan acerca de la ineficiente gestión en la Municipalidad de Lima, sin embargo, ese proyecto fracasado, ese gasto inútil, esa inoperancia en el tema de La Herradura significa un limeño más asaltado, una víctima más de un accidente vehicular, una familia sin agua o alcantarillado, un niño huérfano no educado o correctamente alimentado etc. y eso parece que la Sra. Villarán no lo comprende.
Por ejemplo, ¿por qué la Municipalidad de Lima no implementa un proyecto tan valioso en la atención de los más necesitados, como un “Banco de Alimentos Municipal”?, es decir, una entidad que atienda alimentariamente a la gente de escasos recursos, eso sí planteando mecanismos que permitan ayudarlos a salir de su situación de pobreza. ¿Cómo hacerlo?
Le regalo la idea alcaldesa: a través de la Municipalidad se puede convocar a las grandes cadenas de restaurantes que funcionan en Lima, los cuales desperdician grandes cantidades de productos alimenticios, debido a que están por vencer o cuyo almacenaje representaría costos elevados en estos negocios, para que los donen en vez de botarlos.
Luego, con el apoyo de médicos o ingenieros químicos se pueda comprobar la caducidad real de los mismos, y en seguida distribuirlos a través de la red de comedores populares en la ciudad con prontitud, incluso incorporando mediciones de resultados para cada comedor.
Entre éstas se considerarían el aumento del número de comensales y el registro de los mismos, para identificar, por ejemplo, cuáles de los menores beneficiados no cuentan con DNI, cuáles no tienen sus respectivas vacunas, quienes van o no al colegio, en fin, son muchos los beneficios de tenerlos registrados en un lugar. Es una idea simple de implementar, si se quiere realmente gobernar para todos y cada uno de los vecinos con verdadera preocupación social e invirtiendo el dinero de todos en generar bienestar tangible (sin que se lo lleve el mar).
Me hubiera gustado tratar este tipo de iniciativas en las sesiones del concejo metropolitano y no perder el tiempo debatiendo largas horas sobre la “caca de las palomas”, o sobre colgar una chalina verde en la calle, o sobre los numerosos y oscuros cambios de zonificación que se han producido y que ya se investigarán. Lamentablemente, en la cabeza de nuestra alcaldesa, es más importante gastar 12 millones de soles de nuestro dinero en remodelar el pequeño malecón de una playa que invertir en seguridad ciudadana.
Para ella, más importante es encubrir a su gerente municipal que amenaza a quienes lo fiscalizamos que proteger la enseñanza de los niños huérfanos de un colegio administrado por la Beneficencia. Prefiere cambiar la zonificación en Surco para que su amigo arquitecto pueda construir su proyecto antes que respetar los derechos de los vecinos y, por si fuera poco, este arquitecto ahora amenaza con acusar penalmente al océano por haberse llevado su “arenita” en La Herradura. ¿Hasta cuándo tanta ineficiencia?
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