Diario La Razón
Viernes, 16 de Diciembre 2011
Por: Jaime Salinas
Sé lo que es luchar por la libertad de un ser querido. Lo hice con mucha entrega entre 1992-95, cuando mi padre pasó casi tres años de injusta e ilegal prisión encerrado en una celda diminuta en el Castillo del Real Felipe, por defender la democracia y la libertad de los peruanos. Recordemos que muy pocos políticos, empresarios, periodistas y militares se atrevían a enfrentarse a la dictadura de la época y muchos se arrodillaban ante el poder de turno por miedo o conveniencia. El General EP Salinas Sedó y el grupo del 13 de Noviembre que INSURGIMOS junto a él sí tuvimos ese coraje, sufriendo prisión y persecución por ello.
Alberto Fujimori, el gobernante que ordenó nuestra injusta e ilegal detención, está cumpliendo hoy una condena de 25 años, sentenciado por delitos de lesa humanidad; sin embargo, los médicos especialistas que lo tratan señalan que el dictador sufre de un cáncer avanzado que al parecer está deteriorando rápidamente su salud. Quien acusó y encarceló a mi padre y a mí, de seguir en la DINOES, morirá pronto en prisión por más cómoda y dorada que ésta sea.
Cuando escuchamos la condena a 25 años que se le impuso, muchos nos sentimos satisfechos porque se había hecho justicia. Sin embargo, no creo en la venganza, el odio o el rencor. Creo en el perdón y la compasión. Creo en la misericordia con el que ayer te hizo daño. Hay muchas familias que sufrieron pérdidas de sus seres queridos, madres, esposas e hijos que aún los lloran y comparto ese dolor. Sin embargo, ese sufrimiento no nos debe igualar con aquellos que nos hicieron tanto daño.
El presidente Humala también sabe lo que es perder la libertad, tener a la familia visitándolo en prisión y sufrir por ello. Sabe lo que se siente cuando te atacan públicamente para que ahora esos mismos te sonrían y aplaudan. Sabe también lo que es el perdón, de lo contrarío estaría gobernando con rencor y eso nublaría sus decisiones. Prueba de ello es que no le guarda rencor a su vecina, la alcaldesa de Lima, que en el 2006 pedía a gritos desde Madre Mía que fuese a la cárcel por asesino y hoy le hace guiños y le sonríe todos los días.
Hay decisiones que van más allá de lo “políticamente correcto” son las decisiones que nos definen como personas de bien. Son decisiones que sabemos nos generarán críticas, pero que sabemos son humanitarias. Las que nos hacen ser personas con sentimientos cristianos. Hoy el Perú necesita demostrar que ha madurado. Se ha dado una lección ejemplar a quien creyó que utilizando su autoridad podía ir en contra de la libertad, la democracia y la justicia. Ya sabemos que quien pretenda hacer lo mismo a futuro será duramente castigado, pero nuestro país también debe demostrar que sabemos perdonar, sin olvidar, pues justicia sin misericordia es crueldad. Es por ello que a pesar de haber sufrido en carne propia el daño que me hizo Alberto Fujimori, ha llegado el momento que el presidente Humala considere indultarlo por razones humanitarias.
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