martes, 15 de noviembre de 2011

¿Tan difícil es caminar derecho?


Diario La Razón
Viernes, 11 de noviembre 2011
Por: Jaime Salinas

Parafraseando la frase expresada por la primera dama me pregunto ¿por qué es tan común ver tanta corrupción en el Perú? Nuestros jóvenes se asquean al ver cotidianamente desde el pago de una coima a un funcionario público hasta un “faenón” por la adjudicación de una compra estatal ilegal y a pesar de su rechazo, la corrupción sigue avanzando. Los que pintamos canas nos hemos acostumbrado a vivir entre ella y muchos prefieren callar, agachar la cabeza o peor aún acomodarse para justificar su existencia. La razón se llama “Impunidad”, el concepto de que aquí no pasó nada. Un acto de corrupción se tapa con “un gol de Pizarro” o con “una virgen que llora” y listo, se libró el corrupto.

Esto sucede cuando en una sociedad se relativiza lo que es correcto y se pierden los valores fundamentales. Incluso hay quienes “valoran” de acuerdo a sus conveniencias el nivel de un acto ilegal y cuando les conviene lo pasan por alto con total descaro e impunidad. Hace poco me tocó vivir una experiencia al respecto: el pasado 27 de octubre realicé una denuncia porque el gerente municipal de Lima utilizó recursos de la comuna limeña para insultarme y amenazarme (“peculado de uso” y “abuso de autoridad”) y, para mi sorpresa, la alcaldesa Villarán me envió esta semana un oficio expresando que las injurias y amenazas vertidas por Miguel Prialé Ugás no constituyen falta alguna. Entonces alcaldesa bajo ese criterio ¿habría que comenzar a cambiar las sanciones legales por supuestos “golpes de pecho” contra todo aquel que cometa un delito? ¿Por qué encubrir un acto doloso? ¿Más impunidad?

Hace unas semanas, conversando con un capitán en retiro de la Policía Nacional, me contaba que después del gobierno de transición sus compañeros pensaron que su situación cambiaría, que se revalorizaría a nuestra policía y sin embargo ocurrió un sorpresivo proceso de compra de uniformes y zapatos para el personal policial que dejó mucho que pensar y dio mucho que hablar, pues este capitán todavía recuerda el rostro aterrado de su esposa al ver cómo esa camisa de uniforme le generaba molestas ronchas en el cuerpo debido a la pésima calidad de la tela utilizada así como que los zapatos que se adquirieron y que los policías llamaron “chavitos”, hacían más difícil su servicio al producirle hongos en los pies.

Es decir, se volvió a fustigar la dignidad de buenos policías por autoridades que supuestamente estaban allí para defenderlos, y como siempre, nada pasó, no hubo responsables, los policías no podían denunciar el hecho o los invitaban al retiro y esas “autoridades” seguirían participando en puestos del Estado, como si nada hubiera pasado. ¿Recuerda usted, querido lector, quién tenía el cargo de “Defensora del Policía” en esa época? Susana Villarán, la hoy alcaldesa de Lima. Asimismo, ¿recuerdan que en esos años todo proyecto de desarrollo se detenía por los “exagerados e ineficaces” plazos de revisión del famoso SNIP, los cuáles prácticamente paralizaron las obras de inclusión social a favor de los más pobres del país? ¿Saben quién era por entonces el director del sistema nacional de inversión pública, SNIP? Miguel Prialé Ugás el hoy gerente municipal de Villarán. El mismo funcionario que utilizó ilegalmente los recursos municipales para amenazarme, pretendiendo acallar mi labor fiscalizadora y quien es el principal responsable junto a Susana Villarán del caos, la inseguridad, la inacción y el desorden por el que pasa la ciudad de Lima. ¿Tan difícil es caminar derecho?

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