DIARIO CORREO (Págs. 12 y 13)
Lunes, 12 de Septiembre 2011Por: Jaime Salinas
Transcurridos 9 meses al frente de la Municipalidad de Lima, el marasmo y la inoperancia del equipo encabezado por Susana Villarán le cobran la factura con un contundente 75% de desaprobación. El regidor metropolitano Jaime Salinas comenta para Correo por qué los administradores de la ciudad se preocupan más de las palomas que de la seguridad ciudadana.
¿Coincide con Gustavo Guerra García en que oscuros intereses buscan sabotear la gestión de Susana Villarán por considerarla una potencial rival de Alan García para el 2016?
(risas prolongadas)Creo que todos los peruanos, y en especial quienes ejercen cargos públicos, tienen derecho, pueden aspirar a una carrera política, pero Gustavo debería recordar que la campaña municipal del 2010 la ganó Jaime Bayly y los "potoaudios". En lugar de intentar tapar el sol con un dedo, en Fuerza Social (FS) deberían darse cuenta de que son los atropellos, la intolerancia y las veleidades de la señora Villarán los factores que explican sus resultados en las encuestas. La dura realidad es que ellos se boicotean solos.
Si Villarán se rodeó de un equipo de profesionales con experiencia en gestión pública, ¿por qué tan alta desaprobación?
La desaprobación en las encuestas no hace sino reflejar lo que sucede en el día a día del municipio. Si ellos quieren revertir esa situación, deben leerla de manera reflexiva y no apasionada. El incidente del día jueves fue provocado por el teniente alcalde Zegarra, a quien le encanta calificar de mafiosos a los medios de prensa críticos y cortarle la palabra a los regidores cuando no le gusta lo que escucha. Ellos no se dejan ayudar y prefieren generar una confrontación permanente que sólo provoca caos.
Pero ni siquiera llega a ser una confrontación entre programas o proyectos...
Si uno se pasa 45 minutos, de una sesión que dura 2 horas, hablando de las palomas, y no se menciona una palabra del asalto y violación de una boticaria o del secuestro del escolar coreano; si uno no entiende que en la vida hay prioridades y estos señores se pasan 9 meses hablando de Abraham Valdelomar, de la Bicicleteada de la Amistad, o del matrimonio gay, es que no entienden nada de gestión pública, ni mucho menos del bien común. Gestionar una ciudad de 8 millones de personas pasa por capacidad, decisión, liderazgo y criterio. Quien habla tiene meses solicitando en la estación de pedidos del concejo que el gerente de Seguridad Ciudadana haga una exposición de un plan concreto de cómo, cuándo y dónde se va a gastar el presupuesto para coadyuvar al gobierno central, en lo que a Lima respecta, a combatir la delincuencia, y todos los jueves me mecen. Para ellos es más importante la seguridad de las palomas que la de los ciudadanos.
Villarán alguna vez declaró que no era gerente sino política...
Y está profundamente equivocada, por eso tiene 75% de desaprobación. Si va a seguir en ese plan, mejor que se retire y no le siga haciendo daño a la ciudad. Que no espere que se junten las firmas para la revocatoria, porque ella con sus errores y sus allegados con sus confrontaciones sólo abonan a la crisis.
¿La alcaldesa ha perdido contacto con la realidad?
No, pero su entorno, que sí le gusta jugar a la política, la está hundiendo. Y a partir de la sesión del jueves, tengo la sospecha de que el señor Zegarra, con su intolerancia y matonería, está boicoteando la gestión de Villarán para que renuncie y le deje el sillón, al que por méritos propios jamás sería electo. Cuando un equipo de gente gobierna con sus emociones, con sus simpatías y antipatías, no actúa ni con criterio ni con capacidad.
Un típico pretexto para la falta de ejecución es que la administración anterior dejó obras inconclusas, como el caso del Mercado Central de Santa Anita.
JS: En 9 meses no ha habido una sesión donde hayamos tratado temas de fondo como el que plantea. Villarán asiste al concejo a escuchar a su banda de ayayeros y borregos. Terminado o no el Mercado, sí falta instalar un baño o una reja; es una necedad no echarlo a funcionar de una vez y corregir lo que falte en el camino.
¿Tal vez es por miedo a las protestas de los comerciantes?
No, porque los comerciantes son los primeros interesados, salvo algún grupo minoritario. Son ellos los que se ponen cabe solitos. Es, o una gran incompetencia, o se quiere ocultar algo, y en eso se parece mucho al tema de la Línea Amarilla. Recordemos que ése fue uno de los caballitos de batalla de la señora Villarán, quien denunció un acto de corrupción en esa concesión. No puede ser que 9 meses después la corrupción haya desaparecido y el proyecto sea un ejemplo. Eso demuestra la típica demagogia de la izquierda y la irresponsabilidad de no hacer un estudio técnico que demuestre si el proyecto es viable o no.
Después de ilustrar al concejo durante 45 minutos sobre la caca de las palomas, ¿se aprobó algún plan de acción?
Se llegó a la conclusión de que los especialistas buscarían un mecanismo para erradicar las palomas, gracias y hasta luego. Ni siquiera hay la posibilidad de preguntarle algo al expositor.
Cuando van los gerentes al concejo, te pasan una película, y cuando aparecen los títulos, se van. El modelo de gestión es absolutamente autoritario, no sólo porque tienen mayoría en la votación, sino porque no gobiernan en consenso sino en disenso. Es una administración que se mueve por ideologías fracasadas, celos personales, compadrazgos y simpatías, y no por eficiencias, méritos, objetivos ni prioridades. Aquí se forman comisiones todo el tiempo y se encargan estudios permanentemente, pero ni una decisión concreta. Le pregunto a la señora Villarán: ¿cuántas radios que unifiquen las comunicaciones entre los serenos y la Policía se han comprado? Cero. ¿Cuántos uniformes para unificar a todos los serenazgos de la ciudad y se generen ahorros por economía de escala se han comprado? Cero. ¿Cuántos serenos se han empadronado? Cero; y eso se hace con 2 personas, 2 computadoras y 48 horas de trabajo. Es decir, ¿cuántas cosas han hecho para que los limeños vivamos más tranquilos? ¡Ninguna! La señora Villarán debe dejar de ver a la Municipalidad de Lima como un bastión político para el fortalecimiento de su ideología. El liderazgo se ejerce, no se sueña.