viernes, 24 de junio de 2011
Las grandes derrotadas: "Las Encuestadoras"
viernes, 17 de junio de 2011
¿Por qué perdió Keiko?
Viernes, 17 de Junio 2011
por: Jaime Salinas
Mi columna de la semana pasada empezó diciendo ¡Felicitaciones Presidente electo! Como debe ser entre demócratas, reconociendo y saludando el triunfo del presidente Humala. Esta semana la inicio escribiendo ¡Felicitaciones Keiko!, porque más allá de la derrota (son usos de la política el ganar o perder), KFH demostró ser en la cancha electoral mucho más que sólo la hija del ex dictador Alberto Fujimori.
Ella, con su tenacidad, su esfuerzo y su sacrificio personal, recorrió todo el Perú llevando su mensaje y su presencia física y eso merece reconocimiento y respeto. No olvidemos que ha obtenido casi la otra mitad del respaldo popular, lo que tampoco es poca cosa. Muchos al leer estas líneas y si conocen mi trayectoria y las razones por las que llegué a la política, se preguntarán: ¿Por qué Salinas López-Torres, quien sufrió prisión en 1992, secuestrado abusivamente por los comandos de Montesinos, fue acusado ilegalmente de terrorismo, pernoctó casi un mes en los calabozos de la Dircote rodeado de ratas y cucarachas y luego fue enviado al exilio forzado por ser el hijo del Gral. Salinas Sedó puede ahora escribir una columna felicitando y reconociendo los méritos de la hija del hombre cuyo gobierno y principal asesor le hicieron tanto daño?
La respuesta es muy sencilla: la mezquindad y la mediocridad me parecen los peores y los más ruines de los defectos y si en algún lado he visto la existencia de dicha práctica en su máxima expresión, es en el corazón de la agonizante clase dirigente peruana. Incapaz en su mayoría de superar sus taras del pasado, sus bajas pasiones, sus odios y sus rencores y por el bien de todos pensar en grande, mirando el bosque y no el árbol, cual es el bien común del país.
Creo fundamental hacer primar la objetividad y el sentido común para que manteniendo los valores y convicciones que cada uno defiende se tenga la altura y la generosidad para reconocer los méritos de otros, saber apreciarlos y enaltecerlos sin envidias ni medias tintas siempre y cuando estas personas hayan realizado acciones y hechos que merezcan ser reconocidos y valorados, pues eso se llama incentivar la cultura del éxito mientras que el mantener envidias, rencores y fomentar mezquindades en base a odios del pasado significa anclarse en la cultura del resentimiento y la mediocridad.
Por ende, reitero mis felicitaciones a Keiko Fujimori por su desempeño en esta segunda vuelta no sólo porque ha sabido perder con dignidad, sino también porque a pesar del lastre que le tocó arrastrar en esta campaña, que a decir de muchos fue ser la hija de quien es (aunque a mi entender ese no fue ningún lastre, sino, paradójicamente, la razón de su éxito electoral inicial), llegó hasta el final con espíritu vencedor y el ánimo al tope.
Pero muchos se preguntan ¿por qué perdió Keiko? Una de las posibles respuestas podría ser porque el verdadero lastre y la razón real de su derrota no fue el apellidarse Fujimori ni mucho menos haber sido primera dama de 1992 al 2000. Keiko perdió porque no pudo, no supo o no quiso desprenderse desde un inicio de los personajes del entorno de su padre que la rodearon y la representaron durante toda la campaña. Su más grave error fue no haberse presentado como una mujer joven, madre y política preocupada del bien común.
Una peruana que con coraje e ideas propias que de haber estado rodeada de gente nueva, de su misma generación, desconocidas y sin ninguna vinculación con el pasado de su padre, hubiesen generado en los indecisos la tranquilidad suficiente que ella no era la continuación del gobierno del padre y que como lo dijo en el debate y también en su discurso de cierre, “no la veamos como la hija de”, sino como “ la madre de” dos niñas a quienes ella no les querría jamás legar los sufrimientos y las vergüenzas por las que en su momento tuvo que pasar como hija y ser humano.
Esta frase que a muchos los hizo pensar dos veces y casi convencer por la potencia del argumento pudo ser decisiva para su victoria de haber sido reiterada con mayor frecuencia y sentimiento, pero a pesar de ello la historia ya estaba escrita, pues la presencia de los gallinazos del pasado a su alrededor (torpemente convertidos en sus voceros y defensores, con contadas excepciones) pesó más que las verdaderas intenciones y deseos que objetivamente pienso albergaba la candidata KFH. Intuyo que una Keiko como la vimos en la segunda vuelta, más decidida, con ideas modernas, con un sentimiento de preocupación por los más pobres y vocación de luchar hasta el último segundo (con fuego en el estómago como le llamamos en marketing político a esa característica que pocos tienen), acompañada por profesionales jóvenes y talentosos y sin las garrapatas del pasado, habría tenido un destino distinto.
viernes, 10 de junio de 2011
El factor sorpresa
Viernes, 10 de Junio 2011